sábado, 8 de septiembre de 2012

Para Leer


EL ORO DE LA LEÑA
Un derviche vio un día en sueños una reunión de maestros, discípulos todos del profetaElías. Les preguntó:"¿Dónde puedo adquirir bienes sin que me cuesten nada?"Los maestros lo condujeron entonces a la montaña y sacudieron las ramas de losárboles para hacer caer la fruta. Después, dijeron:"Dios ha querido que nuestra sabiduría transforme estos frutos, que eran amargos, enaptos para el consumo. Cómelos. Se trata desde luego de una adquisición sincontrapartida." Al comer aquella fruta, el derviche sacó de ella tal sustancia que, aldespertar, quedó pasmado de admiración."¡Oh, Señor! dijo, ofréceme, también a mí, un favor secreto."Y, en el mismo instante, le fue retirada la palabra y su corazón quedó purificado."Aunque no hubiese otro favor en el paraíso, pensó, éste me basta y no quiero ningunomás."Ahora bien, le quedaban dos monedas de oro que había cosido a sus vestiduras. Sedijo:"Ya no las necesito puesto que, en adelante, tengo un alimento especial."Y dio estas dos monedas a un pobre leñador pensando que esta limosna le permitiríasubsistir durante algún tiempo. Pero el leñador iluminado por la luz divina, había leído ensus pensamientos y le dijo:"¿Cómo puedes esperar encontrar tu subsistencia si no es Dios quien te la procura?"

El derviche no comprendió exactamente lo que quería decir el leñador, pero su corazónquedó entristecido por estos reproches. El leñador se le acercó y depositó en el suelo elhaz de leña que llevaba al hombro. Después dijo:"¡Oh, Señor! En nombre de tus servidores cuyos deseos escuchas ¡transforma esta leñaen oro!"Y, al instante, el derviche vio todos los troncos brillar como el sol. Cayó al suelo sinconocimiento.Cuando volvió en sí, el leñador dijo:"¡Oh, Señor! En nombre de los que empañan tu fama, en nombre de los que sufren,¡transforma este oro en leña!"Y el oro volvió al estado de leña. El leñador volvió a echarse el haz al hombro y tomó elcamino de la ciudad. El derviche quiso correr tras él para obtener la explicación de estemisterio, pero su estado de admiración, así como su temor ante la estatura del leñador lodisuadieron de ello.¡No formes parte de esos tontos que dan media vuelta una vez que han adquiridointimidad con el sultán!

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